jueves, 31 de enero de 2013

El psicoanálisis no es una ciencia

Desde sus inicios, el psicoanálisis mostró ser una disciplina que difícilmente podría encasillarse en algún rubro específico: ¿Ciencia? ¿Filosofía? ¿Medicina? ¿Psicología? ¿Esoterismo?, etc., y desde entonces, las críticas a esta disciplina han llegado desde los más diversos sectores. Lo cierto es que esta peculiar naturaleza hace del psicoanálisis una disciplina muy versátil.
Han existido, dentro del campo psicoanalítico, profesionales que se han abocado a la tarea de introducir al psicoanálisis dentro del rubro de lo estrictamente científico (Hartmann, Mahler, Bick, etc.), lo cual les acarreó, en su momento, grandes elogios de algunos y fuertes críticas de otros dentro de la esfera psicoanalítica. Pero lo interesante es que, independientemente de si lo lograron ó no, las conclusiones en cuanto a teoría y técnica psicoanalítica alcanzadas en este intento han sido de gran valor.


El psicoanálisis es una filosofía y un método terapéutico que cuenta con sus propios preceptos éticos, científicos y didácticos; de ahí que, definitivamente, no pueda tener acceso total a lo estrictamente científico sin corromper alguno de sus cimientos teóricos y técnicos.
En conclusión, el psicoanálisis no es una ciencia, pero lo que es aún más importante, no tiene por qué pretender serlo. La labor del psicoanalista es llevar a cabo su trabajo partiendo de lo particular y apuntando a lo general, pero siempre sin olvidar que cada caso, cada sujeto, cada síntoma, tienen una historia propia, y que esta historia, este reducto que el psicoanalista siempre contempla, camina de soslayo entre las concepciones universalistas de la ciencia.
“La ciencia que estudia las causas es la que puede enseñar mejor, porque los que explican las causa de cada cosa son los que verdaderamente enseñan.”
Aristóteles.
Hasta el próximo jueves.

Psic. Juan José Ricárdez.

jueves, 24 de enero de 2013

Los ángeles mensajeros encargados de sacarnos de nuestro letargo (Parte III)

Sin duda, hablando de México, la más reciente manifestación de estos conflictos infantiles ha sido el movimiento estudiantil #YOSOY132. Este movimiento, surgido de un episodio político que no habría tenido que ser más memorable que muchos otros,  ganó para sí rápidamente simpatía entre muchísimas personas; y lo que es más curioso, no sólo del sector juvenil, y no sólo dentro de México. Pero ¿por qué?:
 “#YoSoy132 reconoce que es parte de una comunidad que la antecede y determina; por lo que busca orientar las habilidades de sus integrantes a la conformación de acciones que permitan contribuir a la sociedad y, a su vez, generar las bases para la transformación del país mediante la convicción, concientización, construcción y ejecución de propuestas viables y conformadas de manera interdisciplinaria.”*


El movimiento representó una alternativa más de salvación y organización en medio del caos cotidiano presente en lo público y en lo individual de nuestro país. Estos jóvenes se saben jueces capacitados para determinar cuáles son las ideas, posturas y acciones que lograrán la transformación de México. Además, el hecho de que el movimiento haya nacido en una universidad, y no una universidad cualquiera, jugó inmediatamente a su favor. No obstante, y es lo que destaco, mucha gente entró en una dinámica en donde parecía que ellos, los “estudiantes de la Ibero”, tenían la verdad adherida a la palabra automáticamente; pero eso no es lo más curioso, lo curioso es que ellos, esos jóvenes, y después muchos otros, también se lo creyeron; es decir, habían aparecido miles, millones de ángeles mensajeros con la misión de sacarnos de nuestro letargo a los demás…

No pasará nada con el movimiento, sólo tiene dos opciones: desaparecer o adherirse resignadamente al sistema que le dio origen (lo cual es una manera más de desaparecer); pero lo que suceda con un movimiento es lo de menos, lo interesante es lo que sucederá con nosotros, los huérfanos, los aletargados; no nos queda más opción que esperar un nuevo ángel, un nuevo discurso, un nuevo destinatario de nuestras proyecciones.
Hasta el próximo jueves.


Psic. Juan José Ricárdez


*#YOSOY132(2012)¿QUIENES SOMOS?. Recuperado de: http://www.yosoy132media.org/quienes-somos/ el 23 de enero de 2013.

jueves, 17 de enero de 2013

Los ángeles mensajeros encargados de sacarnos de nuestro letargo (Parte II)



El niño es un ser que nos permite observar el narcisismo humano con toda claridad. En una ocasión, me contaron de un niño de aproximadamente cinco años que admiraba a Spiderman, por lo cual, su madre le sugirió la opción de llevar a su fiesta de cumpleaños a un Spiderman de carne y hueso. Sorpresivamente para los presentes, el niño respondió a esta sugerencia que “no”. La madre extrañada, preguntó “¿por qué no quieres si tú quieres mucho a Spiderman?”, a lo que el niño respondió, “porque yo soy Spiderman.
Soñar con que se es un ángel mensajero que tiene la misión de sacar de su letargo al pueblo, a los oprimidos, y demás, es común en la adolescencia, y obedece a mecanismos similares a los empleados por el niño de la anécdota anterior. Por otro lado, en la adultez, una idea de tales dimensiones pasa al nivel de las neurosis (o de las psicosis), y es que, al final, es importante hacer notar que estos ángeles-adultos generan grandes cargas de ansiedad (no procesada) por dos motivos: primero, porque se saben “eje de referencia” de muchos y consideran su labor y su presencia imprescindible para éstos, y segundo, porque este narcisismo, invariablemente, da origen a la producción de ideas paranoicas de menor o mayor grado.
Se sigue a un ángel mensajero porque los conflictos psíquicos infantiles son proyectados al mundo y demandan de éste una solución. Los ángeles mensajeros, si algo ofrecen, son soluciones, y además, soluciones en las que ellos realmente creen. Su convicción convence, pero esta convicción está basada, inconscientemente, en una negación de lo que sí es inherente a la especie humana: la duda. Por eso, ante ese “no sé” inconsciente, el ángel mensajero se protege afirmando lo contrario: “yo sé”. Es lo que pasa con el niño Spiderman, ante sus dudas acerca de quién es, se protege sabiéndose alguien más, pero no alguien cualquiera, sino alguien que “sabe” qué hacer y que lo hace bien.
Continuamos el próximo jueves.

Psic. Juan José Ricárdez

jueves, 10 de enero de 2013

Los ángeles mensajeros encargados de sacarnos de nuestro letargo (Parte I)

En 1972, Lacan ofreció una conferencia, sin título, en Louvain*. Después de algunos momentos de iniciadas la asociaciones de Lacan, un joven del público se levantó de su lugar, se aproximó al centro de la sala en donde se encontraba Lacan, y comenzó a sumergir las manos en una jarra de agua destinada al expositor; después, esparció los trozos de fruta de dicha bebida por el escritorio y derramó el contenido de la jarra sobre el mismo. Algunos asistentes se acercaron al joven invitándolo a salir de la sala, “vamos” le decían, a lo que él responde-pregunta “¿a dónde?, ¿me van a torturar?”**. Tras algunos forcejeos, el joven, aún en el centro de la sala, y parado junto a Lacan, enuncia “quiero decir que intervengo en el momento en que tengo ganas de intervenir”, continuando con un discurso en el que equipara lo que los demás asistentes llaman “cultura” con un “espectáculo”, y que ese espectáculo subyace en “todas las actividades personales alienadas”. Continúa afirmando “[los estudiantes] son precisamente el público que, con su mala conciencia, va a repetir los residuos de la vanguardia y los espectáculos en descomposición. Es por eso que elegí este momento preciso para venir a divertirme. Porque si veo a sujetos que se expresan auténticamente, no iría a molestarlos”. Lacan, después de terminado el discurso del joven, amablemente pretende continuar con “lo que sigue”, a lo que el joven comenta “¿qué es lo que sigue? Me gustaría mucho que usted me respondiera”. Lacan continúa con su exposición y surge una segunda intervención del joven, esta vez más violenta, aunque dándole vueltas al mismo asunto. El joven finalmente abandona la sala, y Lacan, dirigiéndose a los asistentes y refiriéndose al joven, concluye: “…algo evidentemente preciado que él evocó, en el terreno de la voluntad, de la voluntad subjetiva. […] Es un llamado que escucharon [ustedes] y que conozco bien y que es conmovedor. […] Su palabra le parecía idéntica a esta verdad de la que se sentía instrumento, en este caso, el mensajero, el ángel, encargado de sacarlos [a ustedes] de su letargo.”
Esta anécdota nos muestra, o al menos es lo que veo, a un niño que increpa a sus padres frente a un gran público, un niño que teme de manera paranoica a la agresión que él mismo proyecta al mundo, un niño que exige una respuesta-atención que tranquilice sus ansiedades, respuesta-atención que, no obstante, rechazará decididamente; un niño, pues, que simplemente pasa al acto.



Continuamos el próximo jueves.



Psic. Juan José Ricárdez.


*La conferencias completa puede ser encontrada fácilmente en Youtube.
**Hay que considerar que, por el contexto en que se dio este evento, es comprensible que los  jóvenes tuvieran este temor.

jueves, 3 de enero de 2013

Teoría de un niño de cinco años acerca del nacimiento de su hermano

Después de algunas sesiones de iniciado el tratamiento de un niño (que fue traído a la consulta por desobediencia a sus padres), cuando ya las resistencias habían menguado y el ambiente era más cómodo, Beto, de cinco años, me contó que hacía poco había tenido un "nuevo hermanito". Éste es un momento importante para cualquier niño: la llegada de un bebé al hogar genera en él, invariablemente, una actividad psíquica intensa.*

Comentó que había preguntado a sus padres acerca del fenómeno del nacimiento y que ellos habían respondido con la historia de una cigüeña que llevaba en su pico a los bebés y los entregaba. Me compartió la historia, pero noté cierta inconformidad en él que me llevó a preguntarle lo que opinaba sobre esa explicación. Al principio indicó que estaba de acuerdo; pero tras insistirle, afirmó que él sabía realmente cómo es que "llegaban" los bebés.

Comparto, para despdirme, la teoría del origen de la vida humana enunciada por Beto, no sólo como anécdota curiosa, sino más bien como evidencia irrefutable de dos cosas: primero, que detrás de cada explicación que los adultos le negamos a los niños opera una represión de nuestros propios conflictos; y segundo, que los niños siempre "sospechan" la verdad; y es que, a fin de cuentas, habría que tener presente que la verdad es precisamente éso, sólo una sospecha.

"Los bebés están en las nubes, ahí están todos. La cigüeña pasa y le hace un hoyo a las nubes y cae el bebé. Mi mamá lo recogió. Dios le hizo una rajada en la panza y se lo metió ahí. El bebé le pega a mi mamá y cuando ya no aguanta se lo sacan en el hospital."
Hasta el próximo jueves.




Psic. Juan José Ricárdez.




*Sobre los demás componente de la actividad psíquica del niño ante el nacimiento de un hermano hablaremos en otras ocasiones.



Presentación del blog

Doy la bienvenida a los visitantes de este blog. 

La idea de comenzar surge del interés de abordar temas de índole psicológica, psicoanalítica y psicoterapéutica que promuevan un intercambio frecuente entre profesionales y profanos en estas áreas. No obstante, además, se pretende arrastrar hasta estos campos de comprensión los temas que original, y aparentemente, podrían no estar ligados a las cuestiones del estudio del alma (acontecimientos cotidianos, artísticos, políticos, etc.), siempre matizando las publicaciones con dos características que para el que escribe serán preceptos incorrompibles: la claridad y la brevedad.

Que arranque pues la caminata, y que en el andar nos sorprenda el camino con los imprevistos de siempre.

Psic. Juan José Ricárdez