Esta vez, y a partir de un texto
de Miller en el que expone, analiza y explica una sentencia de Lacan, he
decidido escribir sobre un tema que, ciertamente, podría resultar de mucho
mayor interés filosófico que clínico:
Pero aun cuando el hombre no tuviese ciencia, aun cuando sólo tuviese
opiniones, sería preciso que se aplicase mucho más todavía al estudio de la
verdad; al modo que el enfermo se ocupa más de la salud que el hombre que está
sano. (Aristóteles, 2011, p. 117)
No obstante, el abordaje de la
verdad resulta determinante en cada momento de la vida, y la concepción que cada
uno tenga de lo que ésta es, sin duda, determinará el modo empleado para
buscarla. En las palabras de Aristóteles, se hace hincapié en el interés que el
hombre debe tener en esta búsqueda. El psicoanálisis por su lado, si algo hizo,
y sobre todo después de que Freud abandonara su teoría del trauma infantil para
poner más atención a las fantasías, fue indicar en dónde habría de buscarse la
verdad: dentro de uno mismo, en el inconsciente.
Miller (1988) comenta que Lacan,
en una charla para la televisión francesa, dijo: “Yo digo siempre la verdad: no toda, porque de
decirla toda, no somos capaces. Decirla toda es materialmente imposible: faltan
las palabras. Precisamente por este imposible, la verdad aspira a lo real.”
Lo real, explicado burdamente, sería lo
inaccesible, lo inconsciente, la verdad más profunda de cada sujeto que sólo
alcanza a ser expresada mediante la palabra, el lapsus o el síntoma. Lacan
(siguiendo a Freud) pensaría que es ahí en donde está la verdad. Pensada así,
la verdad sería entonces una aspiración de alcance imposible.
Cómo saber qué es la verdad, y sobre todo cómo
saber en dónde encontrarla. Lo que destaco de la postura lacaniana, frente a
ella, es la modestia con que se le concibe. Uno no sabe nada de uno mismo y ese
desconocimiento es el que finalmente hace funcionar al hombre en la realidad
que le acontece. Pero, recordando a Aristóteles, podemos concluir que funcionar
a partir de una desocupación de la verdad es una irresponsabilidad.
La gente dice la verdad porque tiene un lenguaje.
El psicoanálisis, resumiendo su objetivo clínico, representaría una oportunidad
para que el sujeto se entere de la verdad que lo desborda. No es éste un
trabajo fácil, pero ninguna responsabilidad tiene por qué serlo.
Hasta el próximo jueves.
Psic. Juan José Ricárdez.
REFERENCIAS
Aristóteles (2011) Metafísica. Madrid: Globus.
Miller, J. (1988) El psicoanálisis, su lugar entre las ciencias recuperado de http://psicoanalisisyciencia.wordpress.com/documentos/el-psicoanalisis-su-lugar-entre-las-ciencias/ el 12 de junio
de 2013.
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