El psicoanálisis cobija a
personas procedentes de distintos saberes como la medicina (Freud), la
psiquiatría (Jung y Lacan), el derecho (Rank), la enfermería (Dolto), la
sociología (Fromm), la literatura (Andreas-Salomé), la Filosofía (Seubert) y,
por supuesto, la psicología (Helí Morales). Además de estos profesionales (entre
muchos otros) que se han llegado a formar como psicoanalistas, ha habido muchos
otros que, sin llegar a ejercer el psicoanálisis en la clínica, sí han
ocupádose de él para alcanzar un grado particular de comprensión de la vida, y
para desarrollar su particular trabajo. En México los casos de Octavio Paz y
Salvador Novo resultan particularmente ilustrativos, mientras que en España los
amigos Luis Buñuel y Salvador Dalí también pueden dar cuenta de esto.
Pero ¿qué es lo que hace que
profesionales de tan distintos campos se interesen por los descubrimientos
psicoanalíticos?; sin duda para responder, de primera instancia, uno pensaría
que tendría que remontarse a alguno de los tres primeros textos de Freud, a
partir de los cuales se supo que la capacidad de hablar, antes de que Freud lo
pensara a partir del método terapéutico que él y Breuer desarrollaron: “la cura
por la palabra”, había estado olvidada por las ciencias con respecto a sus
implicaciones médicas y, más particularmente, psicológicas. Pero recurramos
mejor a la antropología contextualizando con un chiste:
Va
uno en moto por la carretera y de repente se le para. Se baja y empieza a mirar
el motor a ver qué le pasa y en éso que oye una voz detrás que le dice: "Eso
es del carburador". El tío se gira y no ve a nadie, tan sólo un caballo y
se pregunta “¿quién habrá dicho eso?” Sigue intentando averiguar la avería y el
caballo que vuelve a repetirle: "Eso es del carburador". Cuando se da
cuenta que es el caballo quien le habla, sale todo despavorido y al llegar al
pueblo se mete en un bar para pedir agua y le cuenta al dueño lo que le ha
pasado. A lo que el dueño del bar le contesta: "No le haga usted caso, ese
caballo no entiende nada de mecánica". (2006)
¿Por qué es gracioso este chiste?,
porque los caballos no hablan, el que habla es el ser humano.
En
resumen, los hombres en formación llegaron a un punto en que tuvieron la
necesidad de decirse algo los unos a los otros. La necesidad creó el órgano: la
laringe poco desarrollada del mono se fue transformando, lenta pero firmemente,
mediante modulaciones que producían a su vez modulaciones más perfectas,
mientras los órganos de la boca aprendían poco a poco a pronunciar un sonido
articulado tras otro. (Engels, 1976, pp. 213-214)
¿Por qué el psicoanálisis
entonces le interesa a un tipo variado de profesionales?, porque todos ellos hablan
y el psicoanálisis se ocupa de lo que se dice.
Hasta el próximo jueves.
Psic. Juan José Ricárdez.
Referencias
Chistes online (2006) Chistes
de caballos. Recuperado de
http://www.chistes-online.com/2006/10/fwd-chistes-caballos.html el 8 de enero
de 2014.
Engels, F. (1976) El origen de
la familia, la propiedad privada y el estado. El papel del trabajo en la transformación
del mono en hombre. Distrito Federal: Cultura popular ediciones.
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