jueves, 16 de mayo de 2013

A veces un bloqueo es sólo un bloqueo

1 p.m. Al pasar por la bifurcación de la entrada a Pinotepa Nacional, me topé, como muchos otros viajeros, con que había tres autobuses atravesados, uno en cada opción de camino, dispuestos a impedir a toda costa el paso de cualquier vehículo, exceptuando diablitos y bicicletas.
La pregunta lógica brincó a la consciencia: “¿quiénes son?”, y la respuesta lógica también: “¡de seguro son los pinches maestros!”. Coloqué el vehículo en una cómoda sombra y me dispuse a averiguar quiénes eran y qué querían. Me acerqué intentando identificar a los bloqueadores. Había algunos que tenían porte de maestros bloqueadores: pants y tenis cómodos, futboleras y eficaces gorras para el sol, plegables y coloridos banquitos y sillas; y periódicos y revistas actualizados. No obstante, no me atreví a suponer si esas personas eran bloqueadores o eran otros que como yo se habían quedado a esperar.
Seguí acercándome al autobús bloqueador más cercano (que estaba en la zona de mejor sombra), y ahí vi a un grupo importante de sombrerudos armados con machetes y bigotes implacables; ellos sí, evidentemente, formando parte del contingente bloqueador. Les pregunté que a qué hora se quitaban, me respondieron lo de siempre: “No hay hora. Hasta que el gobierno acepte hablar”. Sumido ya para entonces en un mal humor insoportable, decidí robustecerlo acercándome a leer las mantas, cartulinas y periódicos murales que habían colgado en el camión que secuestraron. “INDIGNACION POPULAR POR IMPOSICION DE PEÑA N.” se titulaba uno, en el cual, más abajo, entre imágenes de señores que quién sabe quiénes eran, se leía “INICIO SU SEXENIO CON 69 PRESOS POLITICOS”. En un costado del camión, por otro lado, había un papel bond en el que decía “EXIGIMOS EL CUMPLIMIENTO DE LA MINUTA DE ACUERDOS: LAS CLAVES DE LOS NIVELES, PREESCOLAR PRIMARIA Y SECUNDARIA”, fue cuando mi perspicacia aguda me anunció que sí había maestros merodeando. El último costado del camión tenía un texto larguísimo titulado “AL PUEBLO” del que leí sólo las primeras líneas porque recordé que si de aburrirme leyendo se trataba, en la mochila llevaba dos libros que resultarían más eficaces.
No sé nada de movilizaciones sociales, de resistencia civil y menos de guerrillas; pero considero, sobre todo a partir de la experiencia del Ché en Bolivia, que si se va a protestar en favor de algo que se entiende como justo, sería un buen comienzo simpatizar, por lo menos mínimamente, con el “pueblo” que se pretende defender. Además, y sé que es demasiado pedir, sería útil, también, elegir al menos imbécil de los participantes para que sea él quien redacte los panfletos y consignas; alguien que sepa que, por regla, escribir con mayúsculas, cuando no se trata de un título, equivale a gritar, y que no anule acentos arbitrariamente ni ponga comas donde no hacen falta.
Quién sabe qué querían y si lograron algo. Pienso que los únicos beneficiados con este bloqueo, y que son los que realmente pensaron en las necesidades del pueblo (con todo y el precio excesivo que eso implica), fueron los vendedores espontáneos de tortas, refrescos y aguas que nos salvaron la vida a muchos. Eso sí, a las 6:30 p.m., (media hora más tarde de lo pactado) los bloqueadores, literalmente, “se levantaron de las sombras” con toda la dignidad y grandeza de quien ha defendido una causa popular (aunque éllo haya implicado dejar más basura de la que cualquier pordiosero pudiera soñar), abordaron los autobuses secuestrados y liberaron los caminos; no sin antes, como es de esperar en una líder de esta calaña, delegar a los policías (judiciales y federales) que garantizaron su seguridad durante toda la jornada como lo habían solicitado, la responsabilidad de organizar el caos que se anunciaba por la enorme cantidad de vehículos que hicieron pausa en sus recorridos y que se acumularon durante todo el día. “Queremos que nos apoyen en eso, se los vamos a agradecer” dijo amablemente con su gorra de Los Pumas la mujer, agregando al final, “Sólo dejen que pasemos primero (los tres camiones secuestrados cargados de bloqueadores) para que no vaya a haber problemas.”
Hasta el próximo jueves.

Psic. Juan José Ricárdez.

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